Si eres de los que sale a correr o va al gimnasio por la noche, deberías plantearte un cambio de horario, porque el ejercicio intenso nocturno altera nuestros ritmos biológicos y afectan a la calidad del sueño.
El mejor momento del día para realizar una actividad física intensa es la mañana. “Nuestro reloj interno está sincronizado con el exterior gracias a la luz, la hora de la comida y el ejercicio. Asocia la actividad con la mañana. Si haces deporte por la noche, le mandas una señal contradictoria. Ve que no hay luz, pero percibe que estás muy activo y dispara las hormonas matutinas, lo que retrasa y dificulta el sueño”, explica a ABC la doctora Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia, profesora visitante en la Universidad de Harvard (EE.UU.) y autora del estudio.
En un estudio anterior, en colaboración con Harvard, la doctora Garaulet y su equipo ya habían demostrado que comer antes de las 3 de la tarde favorecía la pérdida de peso. Ahora querían averiguar si el horario también influía en los beneficios del ejercicio. Para comprobarlo, reclutaron a 21 mujeres jóvenes y sanas pertenecientes al equipo de rugby de la Universidad de Murcia.
La primera semana salieron a correr a las 9 de la mañana, juntas y al mismo ritmo, durante 45 minutos. La segunda semana no hicieron este ejercicio y se utilizó como periodo de control para medir su ritmo circadiano normal. Y la tercera semana realizaron la misma actividad que la primera, pero a las 9 de la noche. Cada diez minutos, los investigadores medían la temperatura corporal en la muñeca de las participantes.
«La temperatura cambiante, más calor de noche y más frío de día, es un buen indicador de salud circadiana», explica la experta. En personas jóvenes y sanas estas diferencias son marcadas. La máxima temperatura coincide con la hora del sueño más profundo, entre las 3 y las 4 de la mañana, y también se produce otro pico después de comer, asociado a la hora de la siesta. «Cuando se iban a correr por la mañana las diferencias entre las temperaturas del día y la noche eran más extremas, lo que significa que mejoraban los ritmos circadianos» , señala la experta.
Sin embargo, cuando el ejercicio se realizaba de noche, se producía un «aplanamiento» de los ritmos y el pico de sueño más profundo se retrasaba a las 6 de la mañana. «Les cuesta dormirse y cuando se despiertan a las siete se levantan muy cansadas, lo que provoca un mayor adormecimiento por la mañana», explica la doctora Garaulet, que recuerda que este perfil se asocia con «menor pérdida de peso y mayor grado de obesidad y envejecimiento».
2 comentarios:
Excelente nota, amigo Roger, tomaré en cuenta estas recomendaciones. Muchas gracias.
Muy interesantes las recomendaciones que da. Las tomaré en consideración.
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